Desde que entramos a la escuela estamos sujetos a un sistema educativo que nos guía hacia a un patrón de:
Juega y pinta en kinder, termina la escuela, ve a la universidad, trabaja en lo que estudiaste, planta un árbol, vete a punta cana, cásate, entra en una hipoteca para el auto y la casa, ten hijos, blablabla y muere.
Okey.
La escuela es lo básico y eramos pequeños para tomar decisiones. Pero cuando terminamos el bachillerato ¿No se supone que nosotros elegimos qué hacer? No. No es tan sencillo para algunas personas.
Para mis padres bellas artes no fue una opción. Tampoco comunicación. Recuerdo tener 16 años y mis opciones no eran tan «carreras de verdad»
Decidí ingeniería comercial.
Al terminar la universidad sentía rabia por haber estado cuatro años y medio estudiando algo que no quería realmente. Me recriminaba por haber sido cobarde y no haber renunciado en el segundo año para hacer algo que me apasionara.
Por otro lado, cuando sales de la universidad, te das cuenta de que te prepararon para ser gerente. Pero, a no ser de que abras tu propia empresa, eso no pasará en un buen tiempo. Quizás tardes un año o dos en encontrar un empleo que consideres decente. Todo por no tener experiencia previa.
Si quieres abrir tu empresa, el plan de negocio que hiciste como proyecto de grado, no te salvará del caos del Ministerio de Trabajo, ni de las multas que te pondrán los de impuestos y tampoco te librará del rata de tu abogado.
Cosas como: plantear estrategias útiles y creativas, o hasta redactar un email, no lo aprenderás en la universidad.
La universidad es como una maratón, puedes participar en ella y/o puedes terminarla.
Con esto NO quiero decir que mandes a la mierda la universidad, solo creo que no debería convertirse en una parte primordial y esencial de tu vida. Quizás un 50% de lo que aprendas en ella te servirá y el otro 50% no. La idea es que te quedes con lo mejor y que el resto lo almacenes en algún lugar de tu cerebro… quizás en algún momento lo utilizarás.
En mi caso la Universidad de la Calle me ayudo a encontrar algunos caminos. Aquellos que son prueba y error. Como describe Martin Ruegenberg en su artículo Soluciones, no títulos, no debería ser primordial tener una cartulina, antes de tener un conocimiento que se convierta en tu valor agregado.
No debería haber excusas como: No puedo porque la universidad, no tengo tiempo por la universidad, cuando termine la universidad lo voy a hacer, etc.
Por ello, haz cosas que te apasionen o te llenen de satisfacción. No hablo de jugar fútbol o ir al gym. Puedes hacer un voluntariado, un intercambio o atreverte a emprender alguna pequeña iniciativa.
En el camino te darás cuenta que podrás relacionar y conectar puntos que aprendiste en el aula con experiencias que tuviste en XYZ lugar.
¡Sinapsis! Quédate con lo mejor que aprendas en cada lugar, en cada momento.
4 comments on “¡A la mierda la universidad! Voy a ser aprendiz de brujo”